LEGRADO ... la palabra prohibida
- Isabel Alanís
- 1 abr 2021
- 4 Min. de lectura

LEGRADO… Honestamente odio esta palabra y contario a lo que las enfermeras creyeron NO QUERÍA PASAR POR ESTO OTRA VEZ. En mi primer embarazo, en consulta con el ginecólogo, me comunicó que no había frecuencia cardiaca. Aún recuerdo su expresión, no hallaba cómo darme la noticia. Me conocía de tiempo, pero era reciente como paciente. Al final me dijo que él podía realizarme el procedimiento, o que si tenía servicio médico, me lo podían realizar ahí, y eso hice. Sin cita, desde las 6:00am y aún con la esperanza de que me dijeran que era un error y que todo estaba bien, estaba ahí para ver a mi médico familiar (protocolo). Después de una revisión simple y fría, me dio pase a tococirugía. En ese tiempo yo trabajaba con un pediatra, al lado de mi ginecólogo, y la doctora que me recibió poco antes de las 10:00am los conocía a ambos. Fue muy amable, me ingresó y me mando a ultrasonido para confirmar el diagnóstico. Aunque me dijo que era poco probable que hubiera un error 😭 Ese ultrasonido ha sido de las peores experiencias de mi vida, no sé si el doctor estaba cansado, aún no desayunaba, no le gustaba su trabajo o qué. Pero la falta de empatía le desbordaba. Confirmó el diagnóstico. Lo que yo había leído sobre el procedimiento salió sobrando. Estaba ahí con otras mamis pasando por la misma situación, acompañadas de las que estaban por dar a luz. Pongamos 10 mujeres aproximadamente. Me colocaron un medicamento para dilatar (no había presentado ni dolores, ni molestias), de alguna manera este medicamento haría las cosas más fáciles, pero no funciono. Cómo a las 10:00pm entré a cirugía, me aplicaron anestesia general, desperté como a la 1:00am gritando de dolor, me doparon de nuevo y me llevaron de terapia intensiva a cuarto. Me dijeron que me habían tenido que raspar mucho y que había tenido una hemorragia.
Pase dos noches en el hospital porque "no me podían dar el alta". Toda una historia ahí, resulta que después de haber pasado una noche ahí, la doctora de las rodas matutinas, al leer el expediente me dijo que me mandaría nuevamente a ultrasonido para verificar que no hubieran quedado residuos, de ser así, tendrían que someterme a otro legrado (les juro que odiaba que dijeran esa palabra y al igual que dijeran que había sido un aborto, para mí eso tiene otra connotación, pero bueno eso es otro tema). Para nada quería otro legrado, deseaba ya estar en casa ¿Y qué creen? Pues, me atendió el mismo doctor del ultrasonido anterior, con su mismo aspecto y su misma falta de empatía. Recuerdo que le pregunte si había restos, y me dijo que ya me lo comunicarían después, claro que me moleste y con tono serio le respondí ¿Y no me puede decir usted? Más a fuerzas que de ganas me dijo que sí, pocos. Y yo de ¡conserva la calma! Me regresaron a tococirugía y el ginecólogo en turno era muy amable, me explico que los residuos lo podía arrojar mi propio cuerpo y me dio las señales de alarma por las que tendría que volver a urgencias. Me ordeno unos análisis, pues le preocupaba que hubiera quedado con anemia y quería estar seguro para ver si requería tratamiento. La muestra no funciono y tuvieron que sacarme sangre nuevamente, los análisis no estuvieron listos antes del cambio de turno. Me dijo que dejaría una nota en el expediente para que el médico de la tarde me pudiera dar el alta. ¿Y qué creen? Para ese doctor fui invisible, pasó cama por cama y se retiró sin verme ni dirigirse a mí en absoluto ¡Uff! Cuando pedí hablar con él fueron los residentes, y me dijeron que estaba ocupado, no tenían ni idea de por qué no había hablado conmigo, yo estaba molesta y ellos tenían cara de susto y de no saber qué hacer. Al fin, el medico fue a hablar conmigo para decirme que él no podía darme el alta y que tenía que esperar al doctor que había ordenado los análisis, como ya había comenzado la hora de visita, pero en toco no podían verme (se lo hice notar al doctor) me subió a cuarto. Pude ver a mi esposo y mis padres que ya estaba desesperada por noticias. Me sentí mucho mejor y más tranquila. La última noche la pase en medio de dos mamis y una bebé. Una de las mamis estaba por parto y la bebé pasó la noche en la habitación. A mi otro lado una mamá también por parto, pero con su bebé en cuneros, angustiada porque había nacido con problemas respiratorios. Me sentía súper triste.
A la mañana, la misma doctora de las rutinas matutinas, me dio el alta y hasta ella se mostró confundida de por qué seguía en el hospital. Todo estaba en orden y no requería atención especial. Después de darme el alta, cuando estaba por salir, a la mamá con él bebe en cunero le dan la noticia que su bebé ha fallecido. Me sentí más triste e impotente, habíamos hablado bastante por la noche, la despedí con la mirada, y aún recuerdo su llanto desesperado. Es una pena que no se desea a nadie, perder a un hijo es, creo yo, la peor cosa que te puede suceder.
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